viernes, 19 de abril de 2013

EL MAL VASALLO (Y 2)

Inquieto como él solo, me interroga mi botijo sobre el "hecho diferencial" y su significado.  Me dice que ha buceado en la red buscando aclaración a su duda y me dice también que no ha encontrado referencias coherentes con la interpretación que, por algunos, se hace de esa expresión en relación con Cataluña.  Confesaré que estoy considerando seriamente la posibilidad de explotar económicamente el afán de conocimientos que tiene mi botijo, ya veremos.
Tiene enjundia la cuestión porque, en esencia, la interpretación de lo que es y de lo que supone el "hecho diferencial catalán" tiene un alto componente de subjetividad que raramente será admitido por aquel que lo interpreta.  Y ello es así porque todas las partes se han encargado de dejar bastante claro que este asunto admite cierto grado de belicismo verbal al que nadie esta dispuesto a renunciar, de la misma manera no se renuncia a su uso como arma arrojadiza hacia la parte contraria.

Lo triste es que resulte necesario recurrir al adoctrinamiento en falsas realidades históricas para intentar justificar algo que no precisa ser justificado.  Cualquier grupo de personas, dentro de un ámbito geográfico concreto, termina por atesorar unos valores y costumbres comunes a los que se podría calificar de "hecho diferencial", y esto no solo no es necesariamente malo sino que es lo que ha contribuido al desarrollo colectivo social y cultural de la especie humana sin perder la propia identidad de ese grupo de personas dentro de un ámbito geográfico concreto.

Lo malo, lo torticero, es el uso que se hace de ese "hecho diferencial".  El intento de utilizarlo para establecer supremacias, que es lo que se trata, frente a otros con los que se tiene una vinculación tan íntima que el propio concepto de "hecho diferencial" deja de tener sentido.  Escribe Jordi Pujol, en la web del Centre d'Estudis Jordi Pujol:

"¿Por qué Cataluña es un hecho diferencial? Por sus singularidades. Por la lengua y la cultura. Hechos muy esenciales e indiscutibles. En todo el mundo, lengua y cultura configuran identidades bien definidas."

No parecen palabras gruesas, y no lo son, hasta que descubre el fin que persigue:

"....... es preciso tener claro que si hay que recuperar todo el significado y la potencia del hecho diferencial es sobre todo porque si no lo hacemos los objetivos principales del catalanismo no se conseguirán."

En este momento esos objetivos principales pasan por la independencia pese a que si bien todos los nacionalistas catalanes son catalanistas, no todos los catalanistas son nacionalistas catalanes. Aunque la mayoría de catalanistas consideran que Cataluña es una nación, no hacen de ello el motor de su acción política y defienden la plena integración de Cataluña en el marco de España, descartando la opción del independentismo.  El catalanismo ha contribuido decisivamente a la implantación de la España de las autonomías y al encaje de las mismas en el proceso de descentralización del Estado intentando preservar los rasgos propios de la cultura catalana y participando en el proyecto común de construcción del estado español.  Oculta Pujol que donde dice "catalanismo" debió decir "nacionalismo catalán".

En cualquier caso, reescribir la historia con la finalidad de ponerla la servicio de unos intereses totalmente legítimos hace que esos intereses legítimos pierdan una parte sustancial de su legitimidad.  Reescribir la historia esta de moda, pero quien lo hace no debe esperar un asentimiento borreguil por parte de los ciudadanos, lo que debe esperar es que una parte más o menos significativa se sitúe enfrente e intente que no le tomen el pelo con mentiras y subterfugios.


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